Oaxaca

UN PASO POR OAXACA, UN TACO CON GUACA

Si México tuviera un corazón que late con fuerza, estaría en sintonía con los mercados de Oaxaca, su música alegre y sus tradiciones milenarias. Esta ciudad es un caleidoscopio de raíces prehispánicas, elegancia colonial, gastronomía legendaria y arte urbano que bien podría hacerle competencia a Banksy… pero con más picante. Un momento estás viendo un danzón en el Zócalo y al siguiente estás siguiendo el aroma de una tlayuda por un laberinto de callejones llenos de vida. Oaxaca no solo te recibe pero te mete a la fiesta y te pasa un mezcal.

Para sumergirte hasta el último grano de sal (o de salsa) en esta tierra mágica, te ofrecemos dos experiencias inolvidables con guías locales expertos. Empieza con el Free Tour por Oaxaca, donde recorrerás calles empedradas, iglesias impresionantes, patios escondidos y plazas llenas de color. Descubrirás historias de resistencia indígena, dramas coloniales y una creatividad que sigue latiendo fuerte. Luego, cambia de ritmo (y de papilas gustativas) con el tour Oaxaca: El Auténtico Tour Gastronómico, donde visitarás mercados y taquerías para probar más de 15 delicias tradicionales, como tejate, pulque y tacos que podrían cambiarte la vida. Sí, lo dijimos. Sí, todavía los soñamos.

¿Te queda apetito para más aventuras? Oaxaca es la puerta de entrada a algunos de los lugares más impresionantes del sur de México. Como Monte Albán, la antigua capital zapoteca en lo alto de una colina con vistas de infarto. O Hierve el Agua, una cascada petrificada con pozas naturales que son la gloria (y el fondo perfecto para tus fotos de pies). Y no olvides Mitla, una zona arqueológica menos conocida, famosa por sus mosaicos únicos, su ambiente sagrado y su cero multitudes. Oaxaca es un trampolín hacia la maravilla.

La mayoría de las ciudades te dan un mapa. Oaxaca te da una tlayuda, un desfile y la abuelita de alguien enseñándote a moler maíz. Un momento sigues al guía, y al siguiente ya vas bailando en una boda. Esa es la magia de esta ciudad: no importa cómo la planees, Oaxaca reescribirá tu itinerario… y lo agradecerás con el alma (y el estómago).